FICHA TÉCNICA 

Recorrido: Cruz de Tejeda – Degollada de Las Palomas – Cruz de Los Moriscos – Montaña de Los Moriscos – Montañón Negro – Caldera de Los Pinos de Gáldar – Galeotes – Fontanales.

Desnivel: 778 m. (Cruz de Tejeda 1511 m. – Deg. de las Palomas 1622 m. – Mña. Los Moriscos 1773 m. – Mirador de la Caldera de Los Pinos 1541 m. – Cruce de Los Galeotes 1321 m. – La Atalaya 1256 m. – Fontanales 998 m.)

Tipos de firme: Asfalto y tierra.

ENP: Parque Rural del Nublo, Paisaje Protegido de Las Cumbres y Monumento Natural de Montañón Negro.

Precauciones: En carreteras circular por su izquierda.

Opciones de transporte: Es posible realizar en coche algo del recorrido. Paradas de guaguas de Global en Cruz de Tejeda y Fontanales.

DESCRIPCIÓN GENERAL

 

 

                       

 

La Cruz de Tejeda es el centro neurálgico del que parten las conexiones a través de la gran divisoria de la Neocanaria y la Paleocanaria.

Este itinerario, llega hasta las Medianías del Norte, espacio una vez cubierto de Laurisilva, pero ahora profundamente humanizado.Al ir por la gran divisoria de aguas que separa la fachada norte de la mitad suroccidental, el alisio le afecta con frecuencia; en ocasiones la desborda, y permite observar el espectáculo de las nubes del Noreste deshaciéndose al descender a la Caldera de Tejeda. Las precipitaciones superan los 600 mm., Las nieves aparecen ocasionalmente en la primera mitad del trayecto durante el invierno.

Este camino no sólo fue utilizado como vía de circulación de personas y mercancías, sino que además, en invierno, era paso obligado para los pastores de la cumbre, que bajaban con sus rebaños a la costa de La Aldea y a los barrancos del Suroeste. Durante el verano transitaban por él los ganados de la costa y de las medianías del Norte hacia la cumbre, en busca de pastos. También fue, y sigue siendo, paso obligado para los romeros que se dirigen a San Bartolomé de Tirajana en la víspera de Santiago Apóstol.

La Cruz de Tejeda siempre ha sido un símbolo para todos los grancanarios. En el año 2010 se cumplió el 50 aniversario de la primera cruz labrada. A partir de 1960, se produce un profundo cambio en la degollada de la Cruz, sustituyendo la cruz de cemento por un «icono» labrado en piedra de mayor entidad. Este proyecto estuvo encabezado por Santiago Santana Díaz y los labrantes de Arucas. Para ello, se utiliza piedra verde procedente de la cantera de Cueva Nueva, encima del Furel, en los límites de la hacienda de Tirma y roca volcánica de la isleta para su base. Al final de Diciembre de 1970, un temporal acabó con ella y sus fragmentos deambularon por la isla, primero en la Casa de Colón y posteriormente en la ciudad de Arucas.

En la zona de los moriscos encontramos otra cruz de piedra, la Cruz de los Moriscos. Cristóbal Perera, quesero de Arucas, hombre profundamente religioso, erigió esta cruz por lo afortunado que fue en sus desplazamientos a Artenara en los que no sufrió percance alguno. A lomos de su mula, trasladó la cantería que aún se conserva. La transcripción del texto que hace referencia a ella no deja lugar a dudas: «Es una obra artesanal labrada en cantería de Arucas, apoyada en un basamento de cinco pies los cuales van disminuyendo progresiva e irregularmente hacia la cúspide. Contiene es su base una placa de mármol cuarteado que figura la siguiente inscripción: “Cristo vence, reina y triunfa. Monumento al Redentor. 6-1913”.

La vegetación predominante es el pinar que comienza a aparecer en el Monte Constantino. El sotobosque incluye retamas amarillas, codeso, salvia blanca, jaras, jarones y tajinaste blanco en el estrato subarbustivo, y helechos, incienso y tomillos en el herbáceo, representado con profusión en el mirador de la Degollada de Las Palomas. 

El camino de los Moriscos es el famoso Camino de La Plata, que va de mar a cumbre y que fuera eje importantísimo de la trashumancia de la "Mesta chica". También sirvió para unir la Real Ciudad de Santiago de los Caballeros de Gáldar y Santiago de Tunte, los dos centros jacobeos de Gran Canaria, y por él circulaban los romeros. Discurre enteramente sobre coladas y mantos piroclásticos del ciclo Post-Roque Nublo,

Los conos volcánicos,  son especialmente significativos se encuentran algunos de los volcanes más emblemáticos de Gran Canaria, Montañón Negro y la Caldera de Los Pinos de Gáldar, que, junto al Hondo de Fagagesto y al de Los Berrazales, completan la alineación de las cumbres del Noroeste, de las más recientes de la Isla en términos geológicos. El cono de Los Pinos de Gáldar, por ejemplo, data de 3.075 años atrás, según el Carbono-14. 

La influencia directa de los alisios marca el clima de la zona. Al discurrir el camino de cumbre a medianías altas se percibe el escalonamiento vertical que generan estos vientos húmedos. Las lluvias pasan de algo más de 1.000 mm. en la cumbre a casi 800 mm. en Fontanales En las áreas de cumbre del camino, con predominio del pinar, la pluviosidad alcanza los 800 mm. al año. Las precipitaciones de nieve se dan ocasionalmente hasta Fontanales, donde se localizan pequeños bosques de monteverde junto a matorral y cultivos. Se aprecia una humedad que provoca sensación de frío.

La vegetación se adapta a las diferencias climáticas, escalonándose también. En la cumbre dominan los pinares repoblados de pino insigne, junto a las retamas amarillas y las tabaibas, que usurpan el espacio potencial del pino canario, como recuerdan los viejos ejemplares en las proximidades de Los Pinos de Gáldar. A medida que se desciende, toman protagonismo los pastos alternados con pinadas de repoblación. Progresivamente el matorral adquiere el dominio, con frecuentes codesos y escobones en la parte alta, Son frecuentes pitas, tuneras y vinagreras, especies asociadas a la humanización del territorio.

El paisaje delata la intensa actividad humana; la ganadería en los primeros tramos, con pastos, muros, corrales y rediles, y la agrícola en la parte baja. Aún se ven rebaños de ovejas que permanecen en estas zonas hasta el agotamiento de los pastos a principios del verano: los pastores todavía utilizan la ruta para conducir las ovejas al interior de la Caldera de Tejeda, donde permanecen largas temporadas en cuevas de ocupación temporal. 

La Caldera de los Pinos de Gáldar es un cráter de tipo explosivo, de actividad contemporánea a la erupción del Montañón Negro. El cráter tiene planta elíptica, con un perímetro aproximado de 1,1 kilómetro. Sus ejes alcanzan los 450 por 300 metros a la altura de sus bordes, con la cota más alta en los 1.510 metros, al Sur-Suroeste (en el mirador alto), y la más baja en los 1.453, al Norte. El fondo se halla a 1.374 metros sobre el nivel del mar. Con forma de cono invertido, sus paredes son escarpadas, aunque los derrubios de picón las suavizan.

En la vertiente occidental crecen los magníficos y centenarios ejemplares de pino canario conocidos como "Los Pinos de Gáldar", que dan nombre al lugar.

Durante este tramo, y en condiciones atmosféricas favorables, se aprecian espléndidas panorámicas del Macizo de Tamadaba - Altavista, con la isla de Tenerife al fondo. Pero es el mirador de la Caldera de Los Pinos de Gáldar, si se exceptúa la ya mencionada atalaya del Montañón Negro, el que ofrece las mejores vistas, no sólo de estos lugares sino de todo el Norte de Gran Canaria y, en determinadas circunstancias, de las islas de Fuerteventura y de Lanzarote. Los montes adquieren matices espectaculares cuando los cubren ocasionales mantos de nieve.

Un pequeño sendero inicia la bajada hacia el Barranco de Pavón. A unos centenares de metros está el primero de los pozos que perlan el camino de muestras de la sobreexplotación del acuífero insular. Atraviesa el pinar canario de repoblación de los Pinos de Gáldar, y dejando atrás el Barranco de Pavón, continúa en suave ascenso sobre la vertiente oriental del lomo cercado a Los Morretes, donde el pinar se abre a la convivencia con monte bajo de helechos.

Tras el pinar, el camino recorre 400 metros de la carretera de los Pinos de Gáldar a San Bartolomé de Fontanales, y luego desciende por la ladera del Risco de la Atalaya, por el Lomo de la Cruz, con el Barranco de la Horcajada a la derecha: aquí el paisaje se transforma y deja paso a fincas agrícolas, castañeros, codesares, zarzales y pastizales. En el Lomo de la Cruz, las márgenes se hallan ocupadas por codesos, escobones, helechos y zarzas y pequeños bosquetes de eucaliptos y pinos.

 

ITINERARIO POR TRAMOS

 

 Primer Tramo SVM.01 a: Cruz de Tejeda – Degollada de Palomas (aprox. 1370 m. / 40 minutos)

Este tramo discurre prácticamente en su totalidad sobre brechas del ciclo Roque Nublo que forman el extremo Noreste de la Caldera de Tejeda. La ruta comienza en la Cruz de Tejeda, nudo de comunicaciones de la isla.
Dejando la Cruz de Tejeda a nuestra izquierda, empezamos a andar por la carretera GC-15, hacia los Pinos de Gáldar. Después de pasar junto al edificio del Parador Nacional de Turismo, hay un pequeño aparcamiento y a su izquierda dos panales informativos. Tomamos la dirección VALSENDERO PR-GC 04, que sale justo al lado del muro del Parador. Este camino gana altura rápidamente y ladea por el aéreo Andén de los Perros, por la ladera Oeste de la Cruz de Constantino, con una pendiente de 27 grados, y llega hasta la Degollada de las Palomas, espléndido mirador de la Caldera de Tejeda, en la que destacan la crestería del Bentayga, enmarcada por las cumbres de la Isla; el Roque Nublo; los macizos de Tamadaba y de Ojeda - Inagua - Pajonales y al frente los escarpes de la plancha aglomerática de El Toscón.

La dimensión de esta gran caldera empequeñece la presencia humana, ya de por sí escasa, que se hace notar especialmente en los fondos de los barrancos, donde se establecen los principales asentamientos, o en los riscos de los que cuelgan poblados trogloditas como el de Acusa.

 

Segundo Tramo SVM.01 b: Degollada de Palomas – Montaña de los Moriscos (aprox.3040 m. / 60 minutos)

Después del mirador de la Degollada sale el camino que sube en dirección a VALSENDERO PR-GC 04 y ARTENARA-AGAETE,  a la izquierda hacia la Majada de Los Carneros, a unos 720 m. Aquí comenzamos a descender hasta llegar a un cruce a unos 820 m, a la izquierda sendero dirección Artenara-Agaete que bordea la Montaña de los Moriscos. A la derecha y en suave descenso por pista de tierra seguiremos, atravesando un pinar y helechos condicionante del Mar de Nubes,  el que se entrevé parte del norte de la isla. A unos 1590 m, encontramos un desvío, el del camino por pista de tierra a VALSENDERO, que dejamos a la derecha, manteniéndonos en la misma dirección, es decir a la izquierda dirección ARTENARA-AGAETE. Continuaremos en esta dirección por un túpido bosquete de castaños  hasta llegar a un cruce con una señaletica de senderos a unos 2050 m,  a la derecha VALSENDERO y a la izquierda ARTENARA-AGAETE, hasta  llegar a un nuevo cruce de pistas de tierra donde está ubicada la Cruz de los Moriscos. En este punto, a unos 2170 m, nos encontramos con una encrucijada de senderos, el sendero/pista de Tierra a la derecha y en bajada dirección ARTENARA-AGAETE y dejando a la izquierda la Cruz de los Moriscos, el sendero/pista de tierra a la izquierda y en subida por el que seguimos dirección al Pico de la Montaña de los Moriscos a unos 3040 m, Vértice de altitud 1773 msm.

 

Tercer Tramo SVM.01 c: Pico de los Moriscos - Caldera de los Pinos de Gáldar (aprox. 3250 m. / 70 minutos)

Aquí volvemos por el mismo sendero/pista de tierra hasta llegar a la encrucijada de senderos a unos 3810 m, donde está la Cruz de los Moriscos. Giramos a la derecha y bajamos dirección Cruz de Tejeda hasta llegar al cruce de senderos, a unos 4170 m. Giramos a la izquierda dirección VALSENDERO por pista de tierra e iniciamos el descenso por una senda de picón de medio kilómetro de longitud, entre un joven pinar canario de repoblación, castaños achaparrados por las condiciones climáticas que sufren y retamas amarillas. Nos encontramos con un nuevo cruce a unos 4850 m, a la derecha bajamos a la carretera GC 150, que viene de la Cruz de Tejeda, desde donde veremos el cono volcánico del Montañón Negro a la vista, a la izquierda y en sueva ascenso seguiremos por sendero para adentrarnos a un bosquete de Pinos Mediterráneo (Pinus Pinea) que nos lleva hasta la carretera GC 150.  dirección Pinos de Gáldar.

Llegado a este punto a unos 5240 m, cruzamos la carretera del Montañón Negro y seguimos por sendero de picón a la izquierda y en pequeña subida que atravesaremos por Pinos de Repoblación, dirección La caldera de los Pinos de Gáldar.

 

Cuarto Tramo SVM. 01 d: Caldera de los Pinos de Gáldar – Encrucijada de Los Galeotes (aprox. 1000 m / 30 minutos).

Después de descender, cruzamos la carretera GC 150 a unos 5880 m, continuamos por el camino de bajada, para nuevamente cruzar la carretera GC 21, dirección Artenara. Giramos a la derecha y subimos hacia el Mirador de los Pinos de Gáldar a unos 6250 m. Disfrutado de las maravillosas vistas de este mirador volvemos por el mismo camino hasta llegar al cruce dirección artenara, giramos a la derecha para seguir por el sendero que serpenteante y por pinos sale a la Cañada Real a unos 7700 m.

El descenso continúa con una pendiente moderada, de 6 grados, a través de una antigua cañada flanqueada por muros de piedra seca, hasta la encrucijada de caminos del Lomo de Los Galeotes a unos 8070 m. El sendero de la derecha va hacia Fontanales-Teror  y el de la izquierda a Guía y Gáldar. En el cruce permanecen los muros de piedra en los que se controlaba y marcaba el ganado: de nuevo los vestigios del uso ganadero del camino, que aún pervive, aunque sea de forma testimonial.

 

Quinto Tramo SVM.01 e: Encrucijada de Galeotes - Fontanales (aprox 2960 m. / 50 minutos).

Estamos en Galeotes, nudo de comunicaciones de los caminos que cruzan la isla de Norte a Sur y de las medianías a una cota alta. El sendero de la derecha va hacia Fontanales - Teror  y el de la izquierda a Guía y Gáldar. En el cruce permanecen los muros de piedra en los que se controlaba y marcaba el ganado: de nuevo los vestigios del uso ganadero del camino, que aún pervive, aunque sea de forma testimonial. Aquí giramos a la derecha y continuamos en descenso, hacia FONTANALES – TEROR, por un sendero por pinar y retamas, pasa una hondonada y seguir por sendero a la derecha y en ascenso. Después de un corto tramo por cordal, llega a una carretera, la GC-70, a unos 8760 m.

Seguimos por carretera GC 70, a la izquierda y bajamos hasta llegar al cruce con señalética de senderos dirección fontanales a unos 9160 m, la entrada al sendero suele tener con una valla para evitar la salida del ganado, pero se permite la entrada. Seguimos por dicho sendero en descenso por retamas, incienso y algunos eucaliptos, que a la derecha podemos observar el campo de futbol de Fontanales y el Bco. De la Horcajada. Al final del descenso, un pequeño puente, justo al lado de un pozo, cruza el citado Barranco. Al cruzar el barranco se abandona el matorral para transitar por el paisaje agrícola. Hay allí un área de descanso a la que sigue la pista del Camino de El Valle, a unos 10130 m, entre fincas de millo, papas y frutales, hasta el puente de Fontanales.  Aquí seguimos por debajo del puente que atraviesa la carretera GC 70, continuamos hacia abajo dejando a la derecha el Colegio Público Unitario de Fontanales, giramos a la derecha y en bajada por pista de asfalto llegamos a la calle los romeros, por donde bajamos y giramos a la derecha para encontrar la Plaza de Fontanales. Desde aquí veremos La Iglesia de San Bartolomé de Fontanales, La Ermita y una Tienda de Aceite y vinagre donde podremos degustar el típico queso de esta localidad.

Para finalizar este recorrido seguiremos desde la Plaza dirección a la calle Párroco Juan Díaz rodríguez y Casa nº 2 para finalizar subiendo dicha calle hasta el cruce con Carretera GC 75 dirección Moya y La Carretera GC 70 dirección Artenara-Tejeda y junto a la plaza donde se encuentra el Pilar antiguo que data de 1957. Conexión sendero 02.

 

INFORMACIÓN ADICIONAL

 

Quesos de Fontanales.

La Villa de Moya es frecuentemente conocida por tener una de las reposterías más deliciosas de la isla con sus bizcochos y suspiros. No obstante, también posee los quesos más ricos y variados, no sólo de la isla sino incluso también del exterior. Sin embargo, este exquisito patrimonio es poco conocido en nuestra isla, que se conocen bajo la denominación de “Quesos de Fontanales”.

Cabe señalar que la actividad ganadera y pastoril tiene mucha tradición en Canarias, especialmente destacable en las medianías de Gran Canaria donde existe una mayor cantidad de ganado y por consiguiente, de tipos de quesos. Concretamente en Moya, este manjar es principalmente elaborado en la zona alta de nuestro municipio, en los barrios de Aguas de Fontanales, El Tablero, Lomo El Marco, La Jurada, Barranco El Laurel y Hoyas del Cavadero.

La calidad de los quesos se debe a que la zona alta del municipio es muy rica en vegetación, tanto arbórea como de pastizales húmedos. Se trata de una población, de carácter rural, dedicada primordialmente a la agricultura y ganadería, que han conservado importantes tradiciones de sus antepasados, entre ellas, la elaboración de quesos. La economía de estas zonas es esencialmente de subsistencia, donde se combinan las actividades agrícolas y ganaderas. Normalmente, en estas explotaciones trabaja toda la familia, pues el marido e hijos varones atienden el ganado y las tierras; mientras que, la mujer e hijas son las encargadas de la elaboración de los quesos.

Asimismo, cabe señalar que hay tres tipos de ganado en esta zona: el vacuno, el caprino y el ovino. Así pues, los quesos son tan variados debido a la diversidad del ganado y al tipo de leche. Su elaboración se caracteriza por ser un queso de pasta prensada, realizada con la mezcla de diferentes leches crudas (cabra, oveja y vaca) y cuajada, normalmente animal o industrial. La leche es filtrada, cuajada y colocada en el aro de la quesera, se prensa con fuerza y calor de las manos de la maestra quesera, hasta el punto en el que no arroje ni una gota de suero. Finalizado el prensado, se sala por ambas lados con sal gorda y se van madurando en los cañizos de las frescas cuevas que poseen una temperatura y humedad ideal para su curación. En algunas ocasiones, también son cubiertos con aceite, gofio y/o pimentón.

Por otra parte, también se elaboran quesos de flor, que se hacen precisamente con la flor del cardo (Cynara cardunculus o Cynara Scolimus). Para su elaboración se utiliza cuajo vegetal procedente de esta flor autóctona, en vez del cuajo animal. Sin embargo, hoy en día son pocas las familias que aún elaboran este tipo de queso, pues es más laborioso de hacer y es más delicado. Se trata de un queso de masa bien prensada, cremosa, algo blanda, con textura mantecosa y sabor amargo, que tarda en curar aproximadamente 22 días.

En el municipio de Moya existen 17 queserías en la actualidad, todas cuentan con una fuerte tradición quesera arraigada de generación en generación. De ellas, tan sólo tres producen el queso de flor.

 

VULCANISMO RECIENTE EN MOYA.

 

Monumento Natural El Montañón Negro.

El Monumento Natural El Montañón Negro constituye una de las mejores muestras de vulcanismo reciente en Gran Canaria, especialmente, debido a su excelente estado de conservación;  por ello, tiene un gran valor científico. Desde el punto de vista paisajístico, se trata de una formación natural de gran belleza, que ocupa una superficie total de 193,6 hectáreas y cuya mayor extensión se encuentra en el municipio de Moya, aunque también forma parte de Gáldar, Santa María de Guía y Valleseco. Asimismo, cabe señalar que este monumento se encuentra dentro del Paisaje Protegido de Las Cumbres.

Se compone, esencialmente por dos grandes edificios volcánicos, como son el Montañón Negro, localizado a 1500 m.s.m. y la Caldera de los Pinos de Gáldar, a unos 1350 m.s.m. Cabe resaltar que, en 2008, una gran parte del mismo fue comprado por el Cabildo Insular de la isla, con el objetivo de conservar y recuperar la diversidad de hábitats, así como de preservar la biodiversidad insular. Al mismo tiempo, se procura conservar el cráter y las coladas volcánicas recientes, además de los lugares de nidificación de especies de aves amenazadas.

Resulta interesante mencionar que la erupción del Montañón es la más joven de Gran Canaria, fechada a partir del tronco de un Pinus canariensis parcialmente carbonizado localizado en la Cañada de la Arena. Se trata de un edificio cónico, formado por piroclastos sueltos y de color negro y de lipillos finos. También abundan las escorias con tamaños gruesos y compactos, especialmente en la parte superior del cono. También hay que tener presente el malpaís del Montañón, las coladas de tipo “aa” emitidas por el volcán que fluyeron y se derramaron por la pendiente y originaron un canal de varios metros de ancho, con algunos hornitos.

La vegetación de este lugar, destaca la presencia del pino canario, la retama amarilla, el pino insigne, el helecho, el viñátigo, el laurel, el eucalipto, el castaño, el olmo, magarzas y alhelíes. En relación a la fauna, cabe resaltar el cuervo, aguilillas y picapinos.

Este espacio protegido forma parte del que fue declarado por la Ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias como Parque Natural de Las Cumbres y reclasificado a su actual categoría por la Ley 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias como Monumento Natural. Además, el Montañón Negro y la Caldera de los Pinos de Gáldar han obtenido otra protección por parte del Instituto Tecnológico GeoMinero de España como puntos de interés geológico (PIG). Asimismo, el monumento es, por definición, área de sensibilidad ecológica, a efectos de lo indicado en la Ley 11/1990, de 13 de julio, de Prevención de Impacto Ecológico.

  

La Caldera de los Pinos.

Se trata de un cráter de un edificio volcánico cónico formado por la acumulación y compactación de escorillas y lapillas, hace aproximadamente 3075 años. Constituye uno de los últimos episodios volcánicos de la isla grancanaria.

Las crónicas y toponimias nos hablan acerca de una veintena de pinos canarios llegados desde cientos o incluso miles de años atrás, que había conseguido resistir hasta nuestros días. Ni el paso de los años, ni las lluvias, ni los vendavales, ni las prolongadas sequías habían conseguido derribarlos, y no se sabe por qué habían escapado tanto del hacha del hombre como del fuego. Son popularmente conocidos como “Pinos de Gáldar” y se localizan al borde de esta excelente atalaya, desde donde se aprecia un precioso paisaje del norte de la isla. Se vislumbra que debieron estar muy relacionados con los primeros colones de las laderas exteriores de la caldera.

Los “Pinos de Gáldar”, parientes cercanos del “pino enterrado”, han sido testigos desde tiempos remotos del paso de los pueblos, lágrimas, sudores y sangre; además de la devastación del bosque, del pinar, cuyas maderas se utilizaban para los techos y balcones canarios de la época. En 1962 se contabilizaron en esa zona hasta 19 pinos centenarios, y 15 años más tarde, después de que se iniciaron las primeras reforestaciones, aún permanecían todos ellos en perfecto estado. En 1980, tres años después, había desaparecido el pino 14; mientras que, el 7 mostraba un aspecto bastante debilitado. De este modo se iniciaba el desastre; las parcas sobrevolaban la caldera como guirres. En torno a la década de los 90 ya habían desaparecido los pinos números 7, 16, 17 y 18. Entre 2004 y 2005 cayeron los números 10, 12 y 13, quedando en evidente estado de debilitación el 3, 4, 8 y 19, y muy maltrechos el 11 y el 15. En tan sólo 25 años se habían evaporado casi la mitad de aquellos singulares pinos, lo que no habían conseguido siglos y siglos de inclemencias del tiempo y de intemperie.

Ya en tiempos más recientes, concretamente en el verano de 2005, desgraciadamente las cumbres de Gran Canaria empezaron a arder. Por el lado occidental, el fuego tenía dos frentes, uno en dirección a Moriscos y el otro hacia los Pinos de Gáldar. Era una situación tan catastrófica que las llamas se observaban desde la playa de Las Canteras.

Como curiosidad, esos pinos alcanzaron alturas de 15 a 25 metros, troncos de hasta 6 y 7,75 metros de perímetro, diámetro de hasta 2 y 2,5 metros y copas que rebasan los 20 y 25 metros de diámetro. En la actualidad esta área es propiedad de la Heredad de Aguas de los Chorros, Propios y Laurel.

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